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Thursday 21 February 2013

Los zapatos

Fueron las de mi hermano, la perdió una y cuando yo la encontró en la caja de cosas perdidas y encontradas en la oficina de educación física, ya tuvo unas nuevas. Nunca gastaba mucho en ningunos zapatos, menos unos de futbol, pues cuando encontré estas botas, fueron las mejores que yo había tenido.

Eran blancos, de plástico brillante con un logo de Nike azul, sus largos filos escondidos con plástico. Su plástico era diferente a otras botas, suave y brillante como el material que lleven los superhéroes en las económicas películas. Olieron de estos químicos, la fuerza de plástica que no salía con el barro. Sus azules tacos mordieron la tierra como si fuera talones de una leona, haciéndome rápida y peligrosa. No me pinchaban y no tenía que pensar donde estaban mis pies en relación a esta parte de la bota, fueron como mis pies naturales pero con más esfuerza.
La mágica extendió a mi juego, mis habilidades aumentaban y todos mis patos siempre fueron en punto. O sea, los que todavía tengo en mi mente. Recuerdo el sol del otro lado del mediodía golpeando mi cara, ningunas nubes en el cielo y la tierra seca, la hierba amarilla con áreas polvorientas. Los estudiantes saliendo de la escuela, entrando el coche o el bus, enmarcaron las fronteras del campo.

 
“Cuidado con los carros”
Nuestro Profesor, un inglés que siempre parecía incómodo, le llamamos Profesor Thorough-bad porque siempre era el tipo que siempre parecía como si tuviera una resaca, aunque siempre dijo que no pudo dormir bien.

El equipo nos llamábamos “El Equipo de Sueños” porque éramos el mejor equipo de una escuela que era conocida por las notas que sacó y no por sus éxitos deportivos. De verdad, la mayoría de las chicas eran nuestras amigas, para llenar el equipo, no se puede ganar un partido de futbol siete con dos fanáticas. Pero ellas pondrían todo en los partidos, aunque no supieran trucos, sus habilidades limitadas no bastaron el entusiasmo y el deseo de ayudarnos ganar. Y por fin, las bonitas botas no hicieron nada para ayudar al llegar al final, su mágico sentando al lado de mí viendo la pasión y el entusiasmo que pudo ganar sobre todo.